Un niño con déficit de atención supone un gran estrés añadido para el maestro/a. El aula constituye un entorno colectivo en el que hay un orden y un tiempo. No obstante, para estos niños, las situaciones demasiado estructuradas entran en conflicto con su propio estilo de funcionamiento cognitivo y motriz.
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Hay que tener siempre en cuenta que necesitaran efectuar un mayor esfuerzo respecto a otros niños sin el trastorno para concentrarse o mantener la atención.
Con frecuencia parece que el niño va hacia atrás y que cosas que tenia ya aprendidas no es capaz de recordarlas en momentos determinados.
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Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y esto es especialmente cierto con los que presentan déficit de atención.
Por lo general, estos niños, no presentan discapacidades intelectuales relevantes, situándose dentro del grupo normativo (C.I. entre 80 y 115) en la mayoría de los casos.
Lo que sí ocurre con cierta frecuencia es que son claros candidatos a desarrollar problemas específicos del aprendizaje (dislexias, disgrafías, discalculias, etc.) debido a sus problemas de atención y la dificultad de trabajar en tareas secuenciales o de seriación.
También suelen presentarse, en este colectivo, problemas de lateralidad.
A medida que el niño crece y acumula cierto retraso en el aprendizaje pueden aparecer una baja autoestima, desmotivación y abandono fácil de cualquier actividad académica.
COMO APLICAR LOS CASTIGOS A LOS NIÑOS
Los castigos de los padres, mediante violencia física o verbal, son para el niño un modelo de conducta agresiva. Si el niño vive rodeado de este modelo, estará adquiriendo el hábito de responder agresivamente a las situaciones conflictivas.
Cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas. Cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos, va adquiriendo también comportamientos agresivos.
El castigo debe ser empleado para mejorar la conducta del niño
El castigo debe ser empleado para mejorar la conducta del niño
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El castigo debe ser utilizado de una manera racional para mejorar la conducta del niño y no debe depender de nuestro estado de ánimo. Hay que controlarse para poder controlar al niño. Evita aplicar un castigo con gritos o con riñas, porque esto indica que nuestro comportamiento es negativo y vengativo, lo que reforzará una conducta no aceptable. Si enseñamos a los niños que, para resolver una situación conflictiva es necesario gritar, no resolveremos problema alguno.
Predica con el ejemplo para corregir la conducta de los niños
¿Porque tenemos que gritarles para decir que no griten? Así no solucionaremos nada. Estaremos caminando en círculo, sin avanzar. Para aplicar un castigo, hay que escuchar al niño e intentar se justo. Antes de aplicar el castigo, el niño debe estar advertido y avisado de una forma firme y definitiva.
El tipo de castigo y el modo en que se castiga al niño no debe ser desproporcionado respecto a la acción cometida o la edad para evitar provocar fuertes respuestas emocionales en el niño castigado. Conciliar el castigo con un reforzamiento de las buenas conductas, permitirá que el niño "piense" en su comportamiento para un futuro y en lo que ha hecho mal para estar castigado.
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Cuando el niño es mayor, hay que ayudarle a desarrollar sus habilidades de autocontrol, utilizando el castigo dentro de un contexto de modificación de la conducta.
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Además, algunos psicólogos son partidarios de aplicar consecuencias educativas a los niños, es decir, en vez de utilizar el castigo tradicional y privativo, utilizar métodos para que entiendan que sus actos tienen consecuencias. Por ejemplo, no llamarles ocho veces para que vengan a comer, si a la segunda o tercera no acuden, entenderemos que no quieren cenar y guardaremos la comida hasta el día siguiente y le daremos un yogur o un vaso de leche.
Artículo tomado de www.guiainfantil.com
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Título: UNICEF- Hay niños que juegan ser invisibles por miedo a ser maltratados.
Publicado por: Soledad mac-pherson
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